Una vez amé tanto que corrí hasta el río
Cuando llegué, pesada y desnuda, a la orilla,
con caracoles como dientes y dedos de arena
nadie me miró o tal vez
lo hicieron las piedras, que son infinitas
con caracoles como dientes y dedos de arena
nadie me miró o tal vez
lo hicieron las piedras, que son infinitas
Después todo fue una confusión
y el viento era tanto que se me enredó el pelo
en esqueletos de pescados.
en camalotes con yuyos y culebras
y el viento era tanto que se me enredó el pelo
en esqueletos de pescados.
en camalotes con yuyos y culebras
tanto estaba amando que miré el horizonte
con los pezones erguidos y los ojos nublados
con los pezones erguidos y los ojos nublados
Pero el manso río marrón
me disolvió los dedos
me disolvió los dedos
y se llevó los caracoles.
Qué lindo cuando volvés, querida.
ResponderEliminarEstaré más seguido, poeta querido! Te abrazo.
EliminarQue tengas un feliz año, querida. Te abrazo.
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