La casa en donde vivo, la construyo mi viejo, mientras mi mamá acarreaba baldes con una panza enorme y lavaba pañales de tela con agua fría. A veces me invade la humedad, se me pasa cuando los imagino con la ilusión de las paredes blancas a la cal y los muebles regalados pintados de naranja. Afuera el ciruelo, la higuera, los malvones, la dictadura, las botas. Adentro los dolores, las canciones de La Negra despacito y los juegos, para olvidarse un instante de ese miedo enorme. De lo que mataba de verdad. Nos cambiaba de lugar mientras dormíamos para que lleguen a ella primero. Me lo contó una vez y desde que se fue, lloro en ese lugar.
"Necesito hacer bellas mis fantasías, mis visiones. De lo contrario no podre vivir. Tengo que transformar, tengo que hacer visiones iluminadas de mis miserias..." Pizarnik.