Puedo abrir la puerta y salir a ver la luna, internarme en el bosque desnuda. Sentir como baja el rocío, como lloran los perros. Escuchar el sonido de insectos que no reconozco. Tengo el privilegio de abrir las ventanas y estar en completa oscuridad. Agudizar los sentidos, disfrutar el silencio. Pero a veces me asalta el infierno en un segundo y esta costumbre ermitaña que tengo, busca el aliento. Siempre es tarde, todo duerme.
El tiempo pudre las hojas y comienza el cielo vertical las golondrinas se fueron los insectos duermen Se encorvan los cuerpos en un silencio ancho el ángulo del sol se reduce día a día el viento silba en las ventanas una canción de ausencia quiero decir un sabor a nostalgia de los duraznos y las flores.
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