Quien iba a decir, luna llena y sin vos. No entiendo tu ausencia. En estas noches de fiesta, mis dedos se enloquecen por tu abrazo, tientan en el aire tu presencia de fantasma, tus ojos verdes, la esperanza de tus ojos. Sentirme hija en tu mirada.
Una vez amé tanto que corrí hasta el río Cuando llegué, pesada y desnuda, a la orilla, con caracoles como dientes y dedos de arena nadie me miró o tal vez lo hicieron las piedras, que son infinitas Después todo fue una confusión y el viento era tanto que se me enredó el pelo en esqueletos de pescados. en camalotes con yuyos y culebras tanto estaba amando que miré el horizonte con los pezones erguidos y los ojos nublados Pero el manso río marrón me disolvió los dedos y se llevó los caracoles.
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