Encontré intacta entre los escombros del galpón la cajita de música de mi infancia. Le di cuerda y empezó a sonar, la abrí y mis prendedores brillaban, esos que se tienen como tesoros, una rana, un elefante, flores. Hablamos hace poco sobre su destino y ahora se me entrega sin temblar, desfigurada su esencia de objeto. Es mi infancia, suena en otro tiempo. Vino para cantarme, para que la siga escuchando.
El tiempo pudre las hojas y comienza el cielo vertical las golondrinas se fueron los insectos duermen Se encorvan los cuerpos en un silencio ancho el ángulo del sol se reduce día a día el viento silba en las ventanas una canción de ausencia quiero decir un sabor a nostalgia de los duraznos y las flores.
Comentarios
Publicar un comentario