PAULA MARTINI

Necesito señales un cuchillo filoso la muerte de la luna. Un filo y un satélite pueden ser un ritual una línea delgada una especie de inmortalidad.

Qué no venga la noche extraño la insistencia con los insectos las ramas transformadas el movimiento que dejan. No puedo respirar sin pájaros esquivo la neblina para verlos no me importan las alas quiero la mirada, antes del vuelo.

Me paro frente al espejo no me miro me imagino no tiemblo en él ahora inútil.  

En el fondo no está el mar en su antiguo territorio trago aire del agua y con babas cotidianas armo lo incrustado en el vientre y los pulmones miro otra cosa entiendo lo que me separa cuando se deforman los trenes que gritan en mi espalda.

La gravedad aumenta yo empuño espacios violetas la noche en que la noche es.

Te veo prendiendo las luces  bailando flamenco abriendo la puerta de tu casa los domingos gesticulando la historia veo tus ojos verdes más verdes De tanto verte tengo el impulso de llamarte pero tu cuerpo está roto y tu teléfono no existe.

Mi sangre sale de mi cuerpo baja por la cama inunda mi casa se escurre por los desagües no sé adónde pero se va al fin me deja en paz con los dolores de cemento.

I Es azul lo que miro me acuesto boca arriba el techo en su lugar. II Pruebo amapolas me intoxico para entender tu muerte.